Un enorme edificio parece interponerse en la mítica carretera de la Valdueza, entre San Esteban y Valdefrancos. Asemeja a una casona como las de Los Barrios de Salas, tal vez un palacio desastrado por el tiempo, un conjunto de volúmenes sin fecha definida. No es ni una cosa ni la otra, o todas a la vez. Es la Granja de Santullano, una construcción del siglo XII que fue cenobio, perteneciente al monasterio Benedictino de San Pedro de Montes. En sus años de esplendor, el monasterio recibía muchos bienes y producía muchas cosechas. Sus posesiones, aparte de los extensos viñedos, sotos de castaños, huertas, prados y ganadería anexos a la Granja, se extendían por distintas zonas del Bierzo y fuera de él. En el siglo XV, la Granja de Santullano cumplía las funciones de almacén, centro administrativo y logístico del Monasterio. Allí se contabilizaban las rentas, procedentes del Bierzo, Valdeorras, La Bañeza y Astorga. Por él han pasado notables como Gómez Núñez (un militar y político que apostó por el regadío en El Bierzo desde 1930, en su papel como Director General de Industria), la familia Valdés (los ricachones del XIX y principios del XX en Ponferrada), el doctor Jiménez Díaz (fundador de la prestigiosa clínica madrileña) y tantos otros personajes que sacaron rendimiento a este edificio.
No podemos olvidar al pueblo de Santullano, hoy apenas perceptible bajo las zarzas, anexo a la Granja de la que dependía. Allí, en 1588, sucedió una terrible historia: la violación de Magdalena Ares por Diego de Yebra, con la colaboración de Juana Buisana, que abrió las puertas adecuadas al malnacido. Francisco González González lo cuenta, de manera admirable, en un librito ya casi inencontrable.
Andrés López ha buscado, incansablemente, las historias de Valdefrancos, un pueblo pequeño en casas aunque grande en historias y personajes. En octubre de 2021 pudo entrar en la Granja y hacer un extenso reportaje fotográfico.
Pero mejor que Andrés López lo cuente en este documentado artículo que ya puedes descargar en el enlace.
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