Sal a la calle, que siempre te pasarán cosas, se oye decir a modo de adagio. Y no solo por el encuentro con el medio en el que vivimos. Sal a la calle para encontrarte con la gente. Aunque esto es RCBP y evitamos la ciudad, el asfalto, el olor a gasolina. Entonces, ¿con quién vamos a hablar por esas sendas y caminos entre esos pueblos cada vez más solitarios? Pues, sorprendentemente, más que en cualquier concurrida calle de una ciudad, tenga el tamaño que tenga.
En Manzanedo de Valdueza, en Ozuela, en Rimor, en cualquiera de los pueblos de este municipio y colindantes, me he parado a conversar. Mujeres, hombres, de una edad ya en pos del júbilo la mayoría, me han saludado cordialmente, me han invitado a sus casas a beber una copa de vino. Me han regalado comida, se han ofrecido a acercarme a Ponferrada, o han compartido conmigo experiencias vitales íntimas y hasta dolorosas. A un extraño. A un tipo solitario, con una mochila roja, tal vez sorprendidos de ver a alguien forastero en esos pueblos tan queridos por este escribiente. Un saludo sincero, un buenos días amable, abre puertas y concilia. Y es que a la gente le gusta hablar y, más que nada, ser escuchada. Arturo, Madalena, Amadeo, Pereira, Ramiro, Isabel...
En RCBP hablamos del paisaje, de las piedras que se trasmutan en iglesias, en casonas con blasón, en muros que sostienen historias. Pero no debemos olvidar que lo que vemos es gracias al paisanaje, del que hablaba Unamuno en un sentido muy de Unamuno (que fue un gran excursionista y narrador de sus viajes), y al que es bueno citar para dar a entender que tenemos cultura, que no solo leemos las obras completas de los últimos premios Cervantes y luego presumir.
De este modo, comenzamos A Vuela Voz, un guiño a esa frase ya en desuso, “a vuela pluma”, esa acción de escribir muy deprisa, sin detenerse a meditar. Así han sido los encuentros que se narrarán, sorpresivos, algunos presurosos, sin esperarlos ni planificarlos, que es como mejor salen las cosas.
Así que si te cruzas con alguien, párate, saluda y, si se da el caso, entabla conversación, y escucha.
En nada y menos, la primera, con Arturo, en Manzanedo de Valdueza.
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