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#79 SEÑALES DEL PAJARIEL

Foto del escritor: Luis García PrietoLuis García Prieto

En el monte Pajariel de Ponferrada, un lugar emblemático para senderistas, corredores y ciclistas de montaña, han ido surgiendo a lo largo de los años unas peculiares señales que marcan el inicio y trayecto de varias sendas y caminos, que en un cálculo casi apresurado suman más de 32 km. Con nombres tan curiosos como Puta Parió, La Perra, La Tóxica, Peta Costillas, o El Boquerón Asfisiao, estas señales han sido colocadas sin que se sepa quién es el autor o autores, añadiendo un aire de misterio a la iniciativa. Señales que no engañan, no tergiversan: si uno lee Puta Parió que no diga luego que nadie le avisó de la dureza del trazado.

Lo que no se puede negar es la utilidad que han traído para todos aquellos que recorren el Pajariel. Estas señales se han convertido en una gran ayuda para quienes disfrutan de sus trayectos, sirviendo como una guía eficaz en un entorno donde la señalización oficial brilla por su ausencia. A pesar de ser un espacio tan valorado, y con una red de trayectos que invitan a explorarlo, la administración no ha tomado la iniciativa de señalizar estos caminos.

Hay dos tipos de señales: las de madera, y las que usan la piedra como soporte. En las señales de madera predomina un tipo de señal a pie de senda, alguna casi tapada por la vegetación, o elevada aprovechado el tronco de un pino. Al ser de madera, se mimetizan muy bien con el paisaje. Son señales realizadas con esmero, con listones de maderas humildes. Muchas aportan el nombre, la distancia, el desnivel. Otras usan piedras de pizarra tomadas del entorno sobre las que han marcado con tinta azul o amarilla (las menos usan un rojo sangre) la información, la mayor parte de las veces escueta. Estas pinturas, de un tono vibrante y duradero, permiten a los excursionistas seguir el camino correcto con facilidad. Las piedras, dispersas a lo largo de las rutas, añaden un toque natural y peculiar a la señalización, integrándose perfectamente con el paisaje.

Y luego estaría una tercera clasificación que no sería tal, ya que aúnan la piedra y la madera: las que cuentan una historia, apoyadas con fotografías. La más notable es Leyenda de Pastores, una senda entre los pinos muy empinada, abierta con paciencia entre los árboles, que baja o sube (según se mire) por San Feliz, un cerro a 737 metros que mira a Toral de Merayo, y que tiene un pasado con una iglesia, o un ermitaño, o ambas historias a la vez que son difíciles de desenterrar. Leyenda de Pastores es un homenaje y recuerdo a Presente Campillo, o Toño Posadas, pastores de Ostón (una majada propiedad de los vecinos de Bulnes, en los Picos de Europa). También está la Senda Guglielmo "Willy" Jervis, en el corazón del Pajariel, dedicada a un antifascista italiano. Pero eso son historias para contar más ampliamente.

Es particularmente gratificante ver cómo personas anónimas han decidido contribuir al bienestar de los que recorren el monte, facilitando la orientación con estas señales artesanales. Más allá de su aspecto rudimentario, representan un acto de generosidad que responde a una necesidad concreta en un entorno natural que debería recibir mayor atención oficial.

El monte Pajariel sigue siendo un tesoro local, y gracias a estas humildes señales, se ha hecho un poco más accesible para todos. Ahora, más que nunca, se hace evidente la importancia de cuidar y mejorar estos espacios naturales con el compromiso de todos, tanto de la ciudadanía como de las autoridades.

Y si quieres dar una vuelta por el entorno, busca la ruta 3 RCBP El Pajariel, ya disponible en la web.

Puedes descargarte el póster que desde RCBP hemos realizado (en jpg y en pdf), en nuestra octava BLOGRAFÍA. 

 




 
 
 

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